Treinta y cinco textos –minificciones,
cuentos breves, relatos− constituyen y
dan cuerpo a Toque de queda, de
Bernardo Araujo. Bajo el sello editorial Poéticas Contemporáneas. Colección de
narrativa joven del Centro Occidente. Conaculta. INBA. En la que se advierte
una voz narrativa propia. Una voz que
Bernardo ha ido puliendo con el paso del tiempo. Una voz que disfruta contando.
Lo que le permite jugar de manera muy libre con sus textos. Son
los propios habitantes de éste espacio narrativo los que se han impuesto el toque de queda que
les impide circular con libertad y a toda hora por las calles de la ciudad,
dadas las condiciones de peligro que prevalece en su entorno, no por las
autoridades civiles y militares. La cotidianeidad está trastocada, modificada.
Los personajes tienen una vocación de soñadores. A saltos evitan la boñiga que
dejaron los caballos, mientras se piensa en el deber y haber de la escritura,
son amorosos, se anuncian en el periódico en la página de los anuncios clasificados,
practican el reciclaje, y no hacen mucho caso de las nubes negras de moscas, ni
se asustan con lo sobrenatural, intentan formar una nueva industria
cinematográfica, y no se preocupan de las premoniciones, viven como cualquier
hijo de vecino la rutina monótona y predecible de las noches de antro, practican
el sexo telefónico, y no faltan pericos o loros habladores, ¿Quién habita los
cuartos de azotea? No se asustan con las carreras alocadas de un rinoceronte
despistado, en sus páginas se desprende un aroma de jazmines. La unión de textos brevísimos en una suerte de
patchwork, que es la que le
proporciona coherencia y armonía. Dicha
unión debe de ser muy cuidadosa. Ahora, solo queda esperar que el lector
concluya el círculo de la escritura.
“Poéticas contemporáneas”. Colección de
narrativa joven del Centro-Occidente
Alberto Huerta
Primavera de 2014.
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